martes, 15 de julio de 2008

Un buen fin de semana

Lo se, que no escribo tanto como debo, que no hablo con todos los que debiera, que no saludo todos los días, que mi papa no me entiende, que mi mama no me habla, ya ya ya…

No hay más tiempo, chavales. Trato de aprovechar hasta el último minuto mientras el sueño no me venza.

No me puedo quejar con este fin de semana. ¡Por fin me he cogido la moto y me he ido a dar un paseillo! No sin alguna que otra complicación…

El sábado por la mañana, declarado oficialmente como “momento de hacer las compras” me fui a uno de esos grandes centros comerciales muy próximo a mi casa para ir a la sección de comida y pillarme lo básico. Tenía la necesidad de saber que me estaba comiendo, y un sitio donde no hay un tendero detrás de una barra si no que vas tu recorriendo los estantes como en un “museo” es el perfecto lugar para leer las etiquetas y averiguar que son todas esas cosas que llevas más de un mes comiendo… Lentejas “raras”, pimientos “raros”, arroces “raros” (atención, el “basmati” no es excesivamente usado! Como nos la cuelan en nuestro país…), muchas especias y otros vegetales conforman mi dieta básica. No está malo, para nada. Pero como no, echo de menos la comida de mi mamá… (un buen plato de callos o un pulpiño,… ayyy…).

Por la tarde visita de Alfonso, un catalán que está ahora aquí encargado de la producción de “grupo Antolín”, que pese a su nombre, tiene nada más y nada menos que 10.000 empleados dispersos por todo el mundo con una fuerte formación a los mismos (e-learnig? Cheeeerrraaa!!!!). De mi casa, derechitos a la suya ya que habíamos quedado allí unos cuantos para ir a la fiesta de unos franceses, disfrazados (“fiesta galáctica”). No tengo aquí fotos de la fiesta, pero os las postearé. El caso es que Uday me había mandado un mensaje diciendo que me pasaría a recoger… ¡¡¡ a las 7 am. del domingo !!). De verdad que esta gente va al revés que nosotros. Pero nada, yo, que no me quiero perder ninguna, me piré a la fiesta para dormir las horas justas e irme de excursión. Llegué a casa a las 2 con un mensajillo de Cherra preguntando si estaba despierto… 1 hora y media de conversación después, me fui para cama. Como echo de menos esas conversaciones de domingo con resaca con la cervecita en la mano…

Y la excursión

He subido todas las fotos directamente al picasa para no andarlas metiendo dispersas por el blog…

Lonabala Excursion


Alucinante: Uday y Nivanchu (también de la empresa) me llevaron de ruta hacia un pueblo llamado “Lanabla”. Es lo que ellos llaman una “hill station”: un pueblo construido en tiempo del colonialismo inglés situado en las montañas cuya temperatura siempre es muy inferior (entre 5 y 10 grados) a la de Pune, por lo que los ingleses se iban allí a refugiar de la climatología india.

La parte buena de viajar con los “locals” es que fuimos parando en diferentes “spots” guapísimos por el camino tales como el templo de… (luego le pregunto a Uday y actualizo...) donde me fueron explicando miles de cosas sobre el templo y las religiones mientras rezaban a sus dioses. Imaginaros el trabajo de la talla de cada parte de estos templos.

Posteriormente, parada en las cuevas de Karla, cavadas completamente en la roca donde los propios monjes vivían en esas acogedoras habitaciones (en fotos). ¿Cómo coño picaron toda esa piedra…!!?!?? Llegar a alguna de las habitaciones, era jugarse la vida en plan “cabritilla”… También hay que decir que los monjes se buscaron un lugar con una vista cojonuda con unas cascadas de cagarse. Aquí adoran las lluvia y el agua y eso lo demuestran dos cosas:
- Como la gente se metía debajo del agua en las cascadas “vestía y tó” (en las fotos).
- Como salen a cantar cuando jarrea de verdad! Aquí el vídeo mientras Uday, Nivanchu y yo nos protegíamos en un “restaurante”.



Otra de las cosas curiosas a destacar, las mujeres del pueblo, pese al bullicio de la gente, continúan su labor diario (lavando la ropa) como si el resto no fuese con ellas…


De ahí, intentamos llegar a Lonabla, pero el volumen del tráfico nos hizo recapacitar y total para mi, todo es nuevo…

De regreso, parada en la cima de un valle al ver las impresionantes cascadas y… ¡¡¡ coño, monos !!! Mu majetes los chavales.

La parte coñera del día: de ida me di cuenta que la moto perdía aceite y Uday lo comprobó: ni una gota!! Pero bueno, seguimos para adelante y le metí 100 y pico kilómetros más a la moto y llegó hasta casa. Está claro, ¡estas motos están a prueba de indos! Hoy tengo que buscar un mecánico para revisar la batalla… Por el resto, muy buena experiencia lo de hacer las excursiones en moto pero no es lo que se diga lo más seguro del mundo. Mejor no explicar los del “driving”. Mamá, es coña :’(